El pueblo de Aldeacentenera se encuentra situado en las estribaciones de la Sierra de las Villuercas. Está en una hondonada entre dos cerros que la dominan: uno, llamado Cerro del bote y de las Viñas, y otro denominado Caranchón y tomillar. Por el N., el terreno es un poco más llano y se divisan los más hermosos panoramas: el puerto de Miravete, la Sierra de las Villuercas declaradas en 2005 Reserva de la Biosfera por la Unesco y las alturas de la Sierra de Gredos, cuyas cumbres están nevadas durante el invierno.
El río Almonte atraviesa el término municipal, de saliente a poniente, a unos 6 km del casco, sirviendo de límite a dicho término con los de Berzocana y Deleitosa. El Almonte tiene como afluentes, por la izquierda, los riachuelos de Garciaz y Arroyo Mojón entre los menos importantes.
Se llamó antes Aldea Nueva de Centenera y se halla a 80 km de la capital cacereña. El gentilicio de los hijos de esta localidad es «aldeanos» llamados pintorescamente «aldeanos pachochos».
Patrimonio
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La localidad cacereña de Aldeacentenera basa su economía en diferentes renglones que demuestran la versatilidad de sus habitantes en oficios y negocios.
El terreno que rodea al pueblo es poco fértil, dedicado a la agricultura y ganadería, principalmente ganado lanar, caprino, vacuno y del cerdo. Sin embargo, hay que especificar que, con la mecanización del campo, han disminuido mucho el ganado caballar, mular y asnal. Por la motorización, las ruedas de carros, yugos, etcétera, han pasado a finalidades ornamentales. La ganadería local surte de leche, carne y derivados a la comarca y España.
En el sector secundario destacan los telares informatizados en los que se aúnan la tradicional artesanía y las nuevas tecnologías de la informática para el diseño de los tejidos; la quesería de las Villuercas donde se elabora el queso de cabra con denominación de origen; la panadería con su producción artesanal en horno de leña; los talleres de cerrajería en los que la forja y la carpintería metálica dan belleza y cimiento cultural a la arquitectura de la zona; la construcción que con metodologías tradicionales y modernas van hermoseando el espacio que ocupa.
Los bares, tiendas, farmacia y las empresas de autónomos; conjuntamente con la moderna propuesta de turismo rural y el apoyo decidido del ayuntamiento, uno de los mayores empleadores de la población, son también pilares en los que se sostiene y desarrolla la economía de la localidad.
La leyenda popular inunda también a la localidad de Aldeacentenera a la hora de explicar sus orígenes. Se cuenta entre los habitantes, que el municipio, antes de 1812, cuando se convierte en ayuntamiento independiente de Trujillo, se situaba en El Ejido de Centenera, lugar que se abandonó debido a una plaga de termitas, hasta llegar a su ubicación actual. La localidad tuvo varios nombres hasta llegar al de Aldeacentenera. Otra de las teorías sobre los orígenes del pueblo se remontan a los colonos del marqués de Risell, que empezaron a construir sus casas cerca de la del marqués, formándose así la Aldeanueva de Centenera, que luego pasó a tener su nombre actual. De Aldeacentenera proceden importantes nombres de la conquista americana como fue Pedro Alonso, que acompañó a Pizarro en sus aventuras y terminó siendo alcalde de Cuzco hasta su muerte, o Alonso Álvarez, capitán que anduvo por el Golfo de México.
De todas maneras, El Ejido, sigue siendo una zona frecuentada por los aldeanos, por contar ésta con una belleza sin parangón para los habitantes de la localidad y los visitantes, ya que es en este lugar donde existen dos pistas de despegue y aterrizaje para que quien lo desee, pueda ver la zona a vista de pájaro desde uno de los ultraligeros que se ponen a su disposición entre las actividades de ocio de la localidad.