Barrado, se encuentra situado en la provincia de Cáceres, se halla entre los 40º25′ de latitud norte y los 2º 11’35» de longitud oeste del meridiano de Madrid, teniendo una extensión de 19,55 has.
Se encuentra enclavado al norte de la provincia, en las estribaciones de Sierra de Gredos, entre la Sierra de San Bernabé y la de Piornal, a una altura de 796 metros sobre el nivel del mar, en la falda de esta áspera y escabrosa sierra, mirando al poniente.
El principal rasgo geográfico de Barrado es su situación estratégica entre los valles de la Vera y el Jerte. Municipio de gran atractivo natural gracias a sus vistas y paisajes y a su ubicación en el corazón del Valle de la Garganta del Obispo, rodeado de robles, castaños y cerezos. Barrado alberga el Robledal de la Solana, uno de los robledales mejor conservados de Europa.
Historia
Surge como núcleo pastoril, probablemente aprovechando un asentamiento anterior, puesto que en el término municipal hay numerosos restos romanos, como tumbas y aras votivas. Cabreros de Piornal se establecen definitivamente para aprovechar los pastos que producen éstos pequeños valles. En documentos de la ciudad de Plasencia, Barrado aparece mencionado en el año 1464 como un barrio y sus moradores como vecinos de Piornal, pero en el año 1498 ya se habla de él como entidad independiente, contando en ese momento con 55 vecinos pecheros.
Adquiere el título de Villa de Señorío y el 12 de febrero de 1753 aparece vinculada a Don Antonio Díaz de Vargas Coronel Tamayo y Rosa, vecino de Badajoz. Siendo la única población serrana del valle del Jerte que tiene esa distinción.
Patrimonio cultural:
Fiestas patronales:
El progresivo abandono de la ganadería extensiva de las últimas décadas ha permitido el crecimiento de las masas boscosas, lo que supone una oportunidad única para el desarrollo de actividades económicas e iniciativas empresariales en el ámbito forestal y sus actividades anexas. El municipio cuenta con un importante monte comunal para desarrollar nuevos proyectos de agroturismo, ecoturismo, actividades educativas, de ocio y tiempo libre, así como el aprovechamiento sostenible del espacio forestal (explotación forestal con certificación sostenible o aprovechamiento de la biomasa forestal con fines energéticos). Mención aparte merecen las potencialidades agroecológicas y de transformación agroalimentaria que ofrece el bosque como por ejemplo el cultivo y explotación de frutos rojos (frutos del bosque) o la micología, ya desarrolladas con éxito en otras latitudes.