Dista 120 kilómetros de la capital, Cáceres, y se encuentra enclavado en el valle del río Ibor, siendo la primera localidad que atraviesa éste tras su nacimiento en la Sierra de Villuercas. Se ubica dentro de la mancomunidad de Villuercas-Ibores-Jara. Limita con Castañar de Ibor por el norte, Guadalupe por el sur, Navatrasierra por el este y Navezuelas por el oeste.
Del año 1293 data el primer documento que se tiene de la localidad de Navalvillar de Ibor. Pero las poblaciones que existieron en la localidad datan de años anteriores. Como en otras zonas de la comarca, Navalvillar de Ibor también pudo ser en otros tiempos lugar de asentamientos vetones, árabes y paso de romanos, aunque no se conservan restos que así lo certifiquen.
El entorno está caracterizado por la abundancia del bosque de castaños. También existen grandes extensiones de matorral y dehesas con alcornoques y encinas, junto con repoblaciones de coníferas, olivos y robles. Así mismo es destacable la presencia de los denominados árboles «Loro», siendo este árbol muy escaso en la península ibérica. Mamíferos como el jabalí, el ciervo, y el corzo, están entre lo más representativo de la fauna de Navalvillar de Ibor y su entorno.
Patrimonio
Fiestas Locales
La superficie labrada representa sólo el 12,1%, destacando entre los cultivos los herbáceos y el olivar. La actividad ganadera es más relevante, abundante el ganado caprino, porcino y ovino.
El municipio se encuentra en la zona de producción del Queso de los Ibores.
Si algo caracteriza Navalvillar de Ibor es su paisaje, probablemente uno de los más bonitos de la comarca. Los amantes de la naturaleza quedan, sin duda, marcados por Navalvillar, su gran riqueza en fauna y flora hacen que este lugar sea inolvidable. En los lugares más húmedos sombríos, aún subsisten algunos ejemplares de "Loro", árbol de la Era Terciaria.
Numerosos son también los yacimientos de fósiles marinos en la zona. Mirando hacia la Sierra, se distinguen los diferentes colores formados por las tierras de cultivo, los olivos, los castaños, las jaras. Todo ello parece un gran mantel bordado por finas y delicadas manos y con los colores más bellos, desde los pasteles hasta los más fuertes. Sea cual sea la estación del año, Navalvillar de Ibor nos cautiva... Durante las noches "rasas", si nos alejamos de la claridad del pueblo y levantamos la mirada hacia el cielo, descubrimos otra de las bellezas de Navalvillar: su cielo estrellado, un espectáculo inolvidable.